sábado, 23 de enero de 2010

Eréndira: Princesa Mexicana CAP 19



CAPITULO 19 EL INFIERNO

Pieles de animales, artefactos de madera, armas, platos, dos amacas colgadas divididas por una manta, y al centro una fogata y un hombre, UN HOMBRE ENORME!. Fue lo que Fernando pudo observar al entrar a la choza, sentía la mano de Leticia fría y humeda por sudor, no estaba seguro si de ella o de él, lo mas probable era que fuera de los dos.
El hombre sentado en el suelo, al centro de la choza y frente al fuego, llevaba una especie de sombrero raro, con cabeza de puma y armas afiladas a sus costados, eso hizo tragar saliva a Fernando.
-Eréndira, que bueno que llegas- dijo el chilam, no los ojos sobre el fuego, todavía sin mirar a Leticia y su acompañante.
-si, este yo…quería hablar con usted y…-
-pero que ocurre haya fuera?...puedo percibir mucha tensión…y quien te acompaña?- fue en ese momento que el chilam levanto la mirada, y por primera vez en su vida Leticia pudo ver reflejada una expresión en aquel rostro de piedra, aunque hubiera preferido mejor no verla.
-Pero que significa esto Eréndira!-exclamó poniendose de pie con mucha agilidad, haciendo Fernando querer retroceder sin poder al vez, mover un solo pie.
-dejeme explicarle yo…- pero el chilam no quizó escuchar explicaciones, con su mirada asesina sobre fernando, comenzó a alterarse.
-Pero quién es este blanco que has traido!, al que llevas de la mano!, le has mostrado el camino?!! que te ha ocurrido!!!?? en que piensas ahora eréndira??...NOS HAZ TRAICIONADO! HAZ TRAICIONADO A TU FAMILIA!!
Fernando estaba congelado y sin embargo por el tono del hombre sabía que no estaba diciendo nada bueno, así que tomo fuerzas de no se donde y se animo hablar…
-Leticia, por favor traduceme…- dijo
-LETICIA??!!! LETICIA!!!!??-gritó el chilam, eso Fernando si lo pudo entender, recordó muy tarde, que Lety le había contado que el chilam le había prohibido pronunciar ese nombre.
-no, no, chilam, por favor calme,mire el Fernando, es un hombre bueno, no es enemigo!, lo conozco!, solo quiere ayudarme-
-Eréndira! noo!!, te lo advertí!, te dije que no fueras mas haya de las montañas!! que no volvieras hablar esa extraña lengua y que no volvieras a pronunciar ese nombre!!!, te lo advertí!!, ahora es demasiado tarde!! la gente haya afuera clama por tu sangre!, NOS HAZ TRAICIONADO! y yo ya no podré hacer nada por ti…- dijo esto ultimo con cierto grado de tristeza.
-que?, pero de que habla?...no he hecho nada malo, yo solo… ni siquiera e ido mas haya de las montañas…pero, por que me dice todo esto ahora??...que esta pasando?... no soy yo parte de esta familia?, entiendo su enojo pero querer matarme?- decía Lety al borde de las lagrimas y Fernando lo notó.
-que pasa Lety?- susurró, mas lety no lo escuchó, tenía demasiados pensamientos en su cabeza, demasiados sentimientos encontrados.
-todo este tiempo que te haz pasado fuera de la Aldea, haz estado con él…eres una IMPURA!!!- la juzgo sin siquiera saber. Esto hirió a Leticia en lo mas profundo de su corazón.
-Noo!!, noo!! como se atreve a juzgarme!! yo no e echo nada malo, es solo que ya no aguantaba pasar tanto tiempo en esta Aldea, donde todos me miran con desprecio, donde es claro que no soy bienvenida y este hombre me hacia distraerme…me hacia dejar de pensar en por que soy diferente?...en porque no me aceptán, quien es mi padre y por que usted se niega a hablarme de él y de mi madre, cual es mi verdadero origen!!.- gritó desesperada y llorando.
-Tu único origen somos nosotros niña!!! y no haz respetado nuestras reglas, nos haz desonrrado haz ofendido a nuestros Dioses, con tus dudas y preguntas!!-}
-AL DIABLOO CON LOS DIOSES!! AL DIABLO CON TODAS SUS ESTUPIDAS REGLAS!!- apretó a fernando de la mano y se dio la vuelta enfurecida, arrastrando con ella, al intimidado fernando.
-ERÉNDIRA!!!- gritó, fue uno de aquellos gritos que Leticia sentía que podían ser escuchados en toda la selva, y la tierra y su corazón retumbarón. Pero Lety hizó oídos sordos y lo ignoró, estaba dispuesta a largarse y no volver jamas, con aquellos que su familia se hacían llamar y sin embargó su sangre no les importaba pedir.
Para cuando salió de la choza el panorama no era nada prometedor.
-Lety…Leticia que paso?...que te dijo?-
-nada! te lo dije era imposible…jamas me dira..nad…- no pudo terminar de decir, por que cuando salio, vió a toda “su gente” mirarla con ojos fúricos y llenos de odio, con antorchas de fuego, palos y piedras, gritandole: TRAIDORA!! INFIEL!
PERDIDA!!
TRAIDORA!!
IMPURA!!!
Mas heridas en su corazón, pues aquella era la gente que por tantos años creía su familia, aquellos que ahora le daban la espalda y la odiaban.
-pero que demonios….que dicen??-
-cosas horribles!!! horribles!-dijo al borde del llanto.
-pero es increible…por que?...por mi?...ahora mismo voy a hablar con el Chilam y me disculpare y me ire…no pense que te causaría tantos problemas…-dijo angustiado.
-no en realidad no creo que sea tanto por ti, es mas por mí…tal parece que desde que nací han estado buscando un pretexto para poder humillarme y finalmente correrme.-dijo decepcionada.
Leticia miró a su alrededor, por todos lados veia caras de odio insultandola, cuando miro hacia atrás, vio al chilam solo de pie, al borde de la entrada de su choza, con mirada fija en ella, pero no con tanto odio…simplemente mirando, como con un poco de angustia.
-SE ACABO! HABLARE CON ESE TAL CHILAM!-
-Nooo!! Fernando!!-leticia lo retuvo – que no vez que fue imposible que yo razonara con él? a ti menos te escuchara.
-PUES ME VA A ESCUCHAR!!- dijo soltandose bruscamente de brazo de Leticia y dirigiendose hacia el chilam, lo que no vieron con muy buenos ojos los guardias y viendolo con una amenza se le echarón encima antes de que pudiera llegar al chilam.
-NOOOOOOOO!! SUELTENLOOO!!- fue un gritó desgarrador, el que salió de Leticia, cuando vio que todos aquellos hombres, con armas afiladas se le echaron encima a Fernando, este forcejeaba, y los hombres lo agarraron de los abrazon torciendolos hacia su espalda, y haciendolo caer de rodillas al suelo, el dolor reflejado en su rostro hizó a Leticia sentir un dolor en su corazón aun mas fuerte del que estaba sintiendo, y corrió hacia él en un intento fallido por ayudarlo, pronto estuvo en la misma postura que fernando, no estaban teniendo ninguna consideración con ella, ni por ser nativa ni por ser mujer, el dolor que les provocaban aquellas extrañas torceduras era indescriptible.
Leticia en medio de su dolor pudo levantar la mirada, vio al chilam que de nuevo solo la observaba sin decir una sola palabra. Al momento escucho la orden del jefe de los guardias: ATENLOS!!!. Fue en ese instante cuando leticia supo que su fin había llegado, lo que mas le dolía es que había arrastrado a Fernando con ella, a ese infierno que a él no le tocaba vivir. Lo que confirmó su certeza de que moriría fue el escuchar a la gente celebrar, mientras los ataban.

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